En condiciones normales, no me sentiría inclinado a escribir una entrada como ésta, pero no sé por qué creo que esto ya es demasiado. Nadie cede poder voluntariamente, y en España no dimite nadie. Ahora, como he leído por ahí, quizá deberían poner carnet por puntos para dirigir un ministerio.
Al parecer, la Ministra de Cultura española, ha participado en una mesa redonda Políticas culturales en relación al libro y la lectura, dentro del Sexto Congreso Iberoamericano de Editores, titulado Edición y políticas públicas para el libro y la lectura que se celebra en Madrid del 30 de septiembre al 2 de octubre. Su intervención se produjo a las 16:00 del 30 de septiembre.
Según esta noticia, la ministra no leyó un discurso, sino que prefirió hablar directamente. Entre las perlas que nos dejó (el resto prefiero analizarlas en una entrada posterior), destaco estas palabras que parecen literales:
[Cuando Bill Gates viaje a España a recoger el premio Príncipe de Asturias] le pediré el dominio de la Ñ en la red. [...] No podemos perder el dominio de la Ñ, que casualmente es la letra que está la palabra español.
En primer lugar, y para que nadie se confunda, el premio realmente se lo han dado a la Bill & Melinda Gates Foundation en la categoría de cooperación internacional, por su labor humanitaria.
Pero quizá lo más grave de todo es que realmente no es fácil entender qué es lo que quiere la señora ministra con «el domino de la Ñ en la red». Quizá la descontextualización ayude a la incomprensión, pero creo que las preguntas son pertinentes. ¿Quiere vincular el control del uso de esta letra a su persona o a quien dirija el Ministerio de Cultura? ¿Quiere tener una dirección de internet que tenga esa letra? ¿O finalmente quiere que puedan escribirse direcciones de internet que contengan la susodicha letra?
Yo me inclino por la última posibilidad, con lo que me gustaría ver la cara del señor Gates cuando le hagan esa pregunta (y de quien le traduzca, porque me temo que para esto la señora ministra necesitará de traducción). La cara será de poema, porque Microsoft se dedica a desarrollar sistemas operativos y otros programas informáticos para aplicaciones domésticas y empresariales, pero controla para nada el desarrollo de internet.
Además, lo que Calvo pide, realmente ya existe (una prueba, que parece que no funciona con IE en versiones anteriores a la 7). Y está especificado en tres documentos de la Internet Engineering Task Force (3490, 3491 y 3492, respectivamente). En realidad internet funciona por lo que son direcciones de IP que son en definitiva números (esto es, www.google.com es realmente 66.102.9.99). Pero como es más cómodo recordar nombres, tenemos un sistema que permite asignar nombres, llamados «de dominio», a los números. Este sistema se llama, en inglés, tanto Domain Name System o DNS. Pero para eso existe una entidad que asigna nombres de dominio (generales y en cada país). En España, por las razones que sea, la ESNIC, no ha implementado todavía el sistema que permite usar caracteres Unicode en nombres de dominio (como parece confirmar Wikipedia). El Plan Nacional de nombres de dominio de Internet bajo el código de país correspondiente a España («.es») lo recoge en su disposición transitoria segunda:
No podrán asignarse nombres de dominio que contengan caracteres propios de las lenguas españolas distintos de los incluidos en el alfabeto inglés hasta que los mecanismos de reconocimiento de los caracteres multilingües estén operativos en el «.es».
El límite estará en lo que se establece en el punto 11º, 1, de la que a):
Los únicos caracteres válidos para su construcción serán las letras de los alfabetos de las lenguas españolas, los dígitos ('0' -'9') y el guión ('-').
En realidad las letras vocales en español no se ven afectadas por los acentos o la diéresis, por lo que no es claro si al final se podrán inscribir nombres de domino con caracteres acentuados. Por supuesto, nada de letras en otros alfabetos que no sean el español. Ya no es que no se puedan en griego, chino, o ruso, sino que no se podrá incluir æ, ß, ø, ä.
Es increíble que internet no funcione como piensa la ministra. Y es maravilloso que un ignorante en informática y derecho, como el que suscribe, pueda enterarse de cuál es realmente el problema en un par de horas. Si eso es posible para cualquiera, cuánto más para quien dirige un ministerio o para las personas que le asesora.
Da miedo pensar que una persona con tan escasos conocimientos sobre internet (no se trata de que sean cuestiones técnicas) y que se permite airearlo al público general, tenga un poder tan importante para gestionar el desarrollo de internet, en nombre de los derechos de autor (o «propiedad intelectual» como reza la ley).