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29.6.05

Por una cultura libre

Si mi memoria no me falla, hace menos de un mes que ha salido en España la primera edición de Por una cultura libre, que es la traducción española del libro de Lawrence Lessig Free Culture: How Big Media Uses Technology and the Law to Lock Down Culture and Control Creativity. La editorial española, Traficantes de Sueños, lo vende por 18€ y al estar bajo una licencia Creative Commons, puede descargarse de aquí.

El libro trata de qué significa vivir y tener una cultura libre, que no es lo mismo que una cultura gratuita, y también aborda los peligros que asolan a esa cultura, por parte de aquellos que pretenden imponer una cultura de permiso.

Sin duda el libro es actual, está bien escrito, y si sirve mi opinión, probablemente sea el mejor ensayo que he leído en mi vida. Desde luego merece la pena leer el prefacio y la introducción (el resto es cuestión de cada cual).

20.6.05

La primera víctima mortal de la «piratería»

Sé que esta bitácora se ocupa de temas relacionados con los derechos de autor (como regulación de la creatividad) y no tanto del derecho penal. Últimamente estamos asistiendo, como recrudecimiento de esta regulación, a que las violaciones de los derechos de autor se consideren delitos y que por tanto formen parte del Código Penal.

Hasta hace poco pensaba que no existían crímenes (esto es, no delitos, sino delitos de sangre) por derechos de autor, pero esta historia relata el primero (hasta donde alcanzan mis conocimientos). Arleen Mathers, ciudadana estadounidense de 23 años, ha sido acusada de asesinato en primer grado tras confesar a la policía que había causado la muerte a Brad Pulaski, su novio, después de golpearlo repetidas veces con un reproductor de música iPod. ¿El motivo? Al parecer, Mathers enloqueció después de que Pulaski le borrase dos mil canciones de su reproductor aduciendo que las había bajado ilegalmente de internet, y le golpeó en la cara y el pecho causándole traumas con los que le sobrevino la muerte.

Parece una historia de locos (y algo de eso tiene), pero lo peor es que es muy real. Si no hay enajenación mental transitoria, no se explica la reacción de Mathers ante el borrado de las canciones que le había llevado tres meses recolectar. Pero también Pulaski tiene un patrón típico de los «guerreros de los derechos de autor»: no respetar la propiedad privada (una cosa es decir que está mal descargarse música de internet sin la autorización de sus autores y otra muy distinta es borrar esa música motu proprio)

Quizá alguien piense que estos son los auténticos horrores de la «piratería», pero conviene recordar que el arma asesina es un iPod, que casualmente tiene un sistema de cifrado de datos para evitar presuntas infracciones de derechos de autor (y también la escucha y disfrute de canciones de la competencia), pero que su estructura resistente permite historias como la que desgraciadamente ha pasado en Estados Unidos.

17.6.05

Un verano «codificando»

Google ha lanzado su programa Summer of Code, que es un modo práctico y real para promocionar la programación informática abierta o libre. Google financia a una serie de proyectos de código abierto o libre, pagando 4500 dólares a cada estudiante que complete el 1 de septiembre una de las tareas definidas por uno de los proyectos. (Por cierto, el plazo de inscripción ya ha acabado.)

Pero quizá lo más interesante es la afirmación que Google hace en su anuncio:

The open source model of software development is one of the most effective innovations of all time. Who doesn’t love the idea of great programmers working on their own time to crank out elegant code that benefits us all?

En el fondo, la colaboración aumenta la creatividad (y lo que así se consigue es que el todo sea más que la suma de las partes).