Disney prueba su propia medicina
Según informan Lawrence Lessig y Cory Doctorow, parece que Disney probará un poco de su medicina en los próximos meses.
Para quienes no estén familiarizados, Disney fue uno de los más activos defensores de la CTEA (Copyright Term Extension Act), que en 1998 amplió la duración de los derechos de autor en veinte años más. Pero eso sólo afectaba a las obras que estaban protegidas por derechos de autor en esa fecha (y Peter Pan no lo estaba). Por un patrón claramente reconocible, siempre que Mickey Mouse va a pasar al dominio público en Estados Unidos, el período de protección de derechos de autor en Estados Unidos se amplía. ¿Causalidad o casualidad?
Por lo que parece, Disney y el Great Ormond Street Hospital del Reino Unido disputan sobre si los derechos de autor de Peter Pan (y por tanto el derecho a la creación libre con los personajes de esa obra) están en el dominio público en Estados Unidos o no. El hospital infantil, que es titular de los derechos de las obras creadas por Sir James M. Barrie, recibe una cantidad por esos derechos para financiar sus gastos. Pero Barrie murió en 1937, por lo que sus obras pasaron al dominio público en 1987 (cincuenta años después de su muerte [antes de 1998]), y estarán en el dominio público en la UE en 2007 (setenta años después de su muerte). En el Reino Unido, por una concesión legal especial de su Parlamento, el hospital infantil tiene derecho a recibir parte de las ganancias recaudadas con las obras basadas en Peter Pan, pero únicamente en ese país.
No es la primera vez que este hospital denuncia por infracción de derechos de autor a autores y editores estadounidenses (como en el caso Emily Somma v. Great Ormond Street Hospital). Emily Somma recibió una denuncia del hospital y a pesar de que se ofreció a donar una cantidad sus ganancias, el hospital lo rechazó (según este artículo). Por muy benéficos que sean los objetivos del hospital (y por muy malévolas que puedan parecer sus intenciones [todo sea dicho]), parece que lo que está en juego no es tanto el dinero como la libertad de creación con obras del dominio público. Y aunque Disney no sea un defensor de nuestra riqueza común, sino más bien de todo lo contrario, eso no impide que pueda tener razón (y que de hecho la tenga en algún caso).
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