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7.2.05

¿Protección o destrucción de la creatividad?

En una nota anterior comentaba el absurdo de que puedan invocarse los derechos de autor para controlar las fotografías de un monumento. En los dos ejemplos lo que se controlaba es la creatividad comercial. Pero el absurdo no sólo se limita a la creatividad comercial (también es absurdo regular igual la creatividad comercial y no comercial).

Como cuenta este artículo, la American Society of Composers, Authors and Publishers amenazó a las Girl Scouts con pleitos si cantaban en sus campamentos canciones cuyos derechos de autor gestionan, sin pagar por ello. Técnicamente cantar Macarena es una representación pública, que como tal, está regida por los derechos de autor.

Lo mismo puede pasar con Happy Birthday cantado en un restaurante: puede consituir una infracción de derechos de autor. Lo más absurdo de todo es que quizá pueda discutirse si un campamento, que es propiedad privada y no es un establecimiento público, puede considerarse un espacio público, con que la publicidad de la representación podría ponerse en duda.