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21.11.04

Y la ciudadanía, ¿no cuenta?

Gracias a una noticia de República Internet, me entero de dos interesantes artículos de la bitácora de José Cervera.

El reino del terror muestra cómo al hacer de la «propiedad intelectual» un fín en sí mismo y no una protección de la creatividad y la innovación técnica, permitimos un uso torticero de las leyes, porque esas regulaciones no están diseñadas para controlar ni el mercado, ni la cultura, ni la creatividad, ni la innovación.

Dos años y siete días: la primera, en la frente plantea de que la directiva europea 2001/29 ya tiene retraso en su trasposición en las legislación española. La directiva pretende la «armonía legal» entre Estados Unidos y la UE (como viene siendo habitual en la «propiedad intelectual», la UE siempre entiende entiende la «armonía» del modo más restrictivo). Y el Ministerio de Cultura deja siete días para que las asociaciones de usuarios den su opinión sobre el borrador de la futura Ley de Propiedad Intelectual. Después de un retraso de dos años, es alentador que quieran dejar sólo siete días para que los ciudadanos expongan sus objeciones.

La conclusión es clara: si las leyes tenemos que cumplirlas, tienen que ser justas, o al menos no abusivas. Y cada vez es más necesario que todos nos impliquemos en el proceso de regulación de la creatividad y la innovación. Porque todos disfrutamos de los beneficios de esa regulación y todos perdemos con sus abusos.