La historia es maestra (pero seguimos sin aprender)
Leyendo el libro de Florent Latrive Du bon usage de la piraterie me he dado cuenta de en las acusaciones contra la «piratería», la historia se repite.
Los editores de partituras de canciones acusaron a los primeros inventores de pianolas y a los vendedores de discos de descenso en las ventas de partituras, los vendedores de discos vieron en la radio un competidor desleal que les ocasionaba pérdidas y de nuevo las discográficas pensaron que la grabación casera de cintas mataba la música.
La historia nos ha enseñado que los agoreros estaban equivocados. Ahora la industria del espectáculo tiene en internet a su mayor enemigo declarado. Bien, puede que se trate de que «esta vez es distinto», pero cada caso siempre es por definición diferente del anterior.
La historia nos enseña también que el negocio de la música crece con los cambios tecnológicos. Pensemos en el sustancioso negocio de vender derechos de canciones como melodías para teléfonos móviles. Internet no es distinto, pero el volumen de ventas sólo aumenta si el negocio se pone del lado de la tecnología presuntamente «pirata».
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