Bill Gates y el futuro de la industria del espectáculo
Por esta noticia de la bitácora de Enrique Dans, parece que Bill Gates ha declarado que la guerra de la industria de contenidos contra los que descargan música gratuita carece de sentido porque es la misma industria la que no les ofrece una alternativa comercial viable (aquí pueden verse sus declaraciones). Me parece que no hay que ser un genio para hacer esta afirmación. Microsoft goza de un amplio espectro de usuarios de sus productos informáticos gracias a no impedir la copia.
Lo que pretende Bill Gates no sólo es advertir a la industria de su solución equivocada, sino proponerle la suya propia, que es el sistema de administración digital de restricciones de Microsoft para impedir la copia.
Es muy posible que la identificación del problema esté equivocada, no es la copia lo que disminuye las ventas, sino la ausencia de un mejor servicio. Que con lo gratuito no se puede competir es una falacia, porque de otro modo no pagaríamos por la televisión por cable, por internet de alta velocidad, por alquilar películas y por comprar libros, porque como apunta Tim O’Reilly, todos tienen una alternativa gratuita.
Pero la solución del cifrado de datos desde luego está equivocada, por varios motivos. Cualquier sistema de cifrado de datos tiene una seguridad limitada porque para que puedan leerse es necesario entregar la clave (como afirma Cory Doctorow en una charla sobre gestión digital de derechos en las oficinas de Microsoft en Redmond). Si el cifrado falla, la restricción digital fracasa porque a los auténticos piratas, esto es, aquellos con ánimo de lucro y perjuicio de tercero, les da igual cometer un delito más (en el caso de que la legislación lo castigue).
Los sistemas de cifrado de datos plantean también una cuestión legal, ya que no son únicamente sistemas anticopia, sino que impiden otros usos plenamente legítimos a sus propietarios. Los sistemas digitales de administración de derechos, como los que incluye cualquier dvd comercial, no tienen nada que ver con los derechos de autor, porque éstos sólo regulan la explotación de la obra, no su uso. La réplica de datos en sí misma es un proceso, no una actividad delictiva.
Una tercera razón por la que la protección digital de obras bajo derechos de autor será un fracaso es económica. No es sólo porque pueda haber cada vez más gente que sienta cada vez menos respeto por todo lo que suponga derechos de autor. Ni siquiera tampoco porque cada vez haya más artistas que permitan la redistribución gratuita de sus obras. Se trata de que las obras con protección digital son malos productos y es lógico que las ventas disminuyan, porque es muy difícil convencer a alguien de que debe usar un producto del que es único propietario sólo de aquellas formas en que el vendedor le autoriza.
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